Realmente creo en el destino.

Creo en todas las historias sobre Gaia, el efecto mariposa y que las casualidades no existen.

Creo también que para bien o para mal cualquier cosa que nos pasa tiene una finalidad que a veces comprendemos y a veces no.

Esto me resulta muy útil cuando quiero consolarme sobre algo, autocompasion o lo que sea, pero a veces me resultan extrañas las casualidades que me pasan y que no llego a comprender ni el porque ni la finalidad.

La noche blanca fue mas morada que otra cosa, quede con una vieja amiga: Nur, con Pas y mi parejita de amigos preferida, me apetecía ver a la habitación roja, la lluvia deslucio un poco la cosa, unos paseos por los escenarios y unas cuantas cervezas de chino a un euro después, nos refugimos en la tienda donde curra mi amiga Nur, un show room de un importador de ropa donde la camiseta mas barata pasaba de los 200 pavos, el diseño alucinante y una barra que me quede con las ganas de invitar a todo aquel que pasara por la calle.

Cuando paro la lluvia marchamos a caminar por gran vía, edificio de telefónica, mas cervezas y plaza España, luces de colores y un espectáculo de 400 ventanas que me dejo boquiabierto un rato.

Pas tenia ganas de Mambo y la proximidad de Nur se las redoblo, mas cervezas y marchamos para el Low, eran las tres, pinchaba Superpitcher, ni puta idea quien era, pero algo así como electro-pop suavecito, no se, no estuvo mal, bailoteos unas copillas, Pas encima de Nur y a las seis y media decidí marcharme a casa, había tenido suficiente por hoy.

Y lo que son las cosas, ya podría haber esperado cinco minutos mas, o irme cinco minutos antes o cambiar de calle, o esperar a otro semáforo, o pararme y comprar algo de comer, se me ocurren diez mil posibilidades, pero al cruzar Granvia dirección Callao, me pareció ver a Car a lo lejos, después pensé que no, y cuando ya no había vuelta atrás me di cuenta que si, estaba acompañada por un tío, a los dos nos hubiera gustado tener el circulo rojo de los anuncios de cuatro, la cosa no fue de cortesía, apuro, como estas, que tal la noche, besos y adiós.

Y bueno el destino quiso que para compensar lo de Car me encontrara a Arm desayunando en el Lorena y con el me pude aclarar un poco, y cuado desperté la verdad es que no me importo, y ahora tampoco y eso es genial, porque sabia que tarde o temprano me tendría que enfrentar a esto, o me lo contarían o lo vería, pero la historia es que no me ha importado, además ella estaba fea y el era calvo.