Y los días de sol, y cuando huelen los naranjos, y cuando la gente sale y se ponen las gafas enormes, pero en el momento en que llovió, cuando te pedí algo mas, en cuanto sentistes que me molestaba el no poder quedar contigo, tardaste días en hablarme de ataduras, de tu edad, de mis años y no se que mas discurso oído y aprendido.

Y es que May regreso a Madrid un Jueves a las nueve de la noche, durante el verano mantuvimos el contacto casi semanal, por mail, si no por teléfono, incluso la mande una postal en mi viaje, cosa que no hice ni a mi madre, ese mismo día a las once estaba ya en mi casa, tardamos cerca de dos horas en atrevernos a acercarnos el uno al otro, el siguiente domingo pasamos toda la tarde y noche juntos, después fue el martes, el jueves concierto, y el domingo me fallo.

Habíamos quedado el sábado para vernos al día siguiente a la hora de comer, ese día levante temprano, hacia sol y la tarde estaba bonita.

Conocedor de mis ansias y esperas no quise agobiarla mas de la cuenta, la mande un mensaje a la hora acordada y espere, espere y espere, ya por la noche recibí respuesta, vale, joder, que jodia, te creo, un poco típica la excusa del móvil sin batería y fuera de casa, pero por lo general no suelo ser desconfiado, aunque me jodio pero mucho.

El lunes apareció otro día bonito y un apaño de curro me hizo tener la tarde libre, mi compañera no estaría por casa ese día, así que me monte otra película para ese día, una llamada, vale genial tengo que limpiar pero vale, duermo la siesta, a la media hora un mensaje: estoy cansada te veo otro día, no me creo nada, asustado por el ruido y adormilado la llamo, yo que la apretó, la pregunto si no quisiera verme si me lo diría, por supuesto que si me dice, me cuelga con un nos vemos, y así se quedo todo.

Este pasado viernes la cosa por fin se clarifico, y vino el discurso aprendido y estudiado toda la semana, que no quería atarse, que no quería días negros solo primaveras y que bueno si nos apetece podemos vernos, pero cuando los dos queramos.